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AL FINAL....LO PROBÉ.
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AL FINAL....LO PROBÉ. Es extraño como se dan las cosas en la vida a veces. He estado y estoy en páginas de contactos, pero al final, tuve que dar con ello en una de anuncios. Ni si quiera sé cómo acabé mirando ahí. No suelo hacerlo. Quizás un día aburrido. Hace ya tiempo. En la línea de mi eterna e incansable curiosidad, y tras darle muchas vueltas al asunto como se puede ver en uno de los blogs que escribí hace tiempo, terminé decidiendo quedar con un chico. Ahora recuerdo aquello con relativa confusión, que espero se vaya disipando a medida que escriba. Vivía en un pueblo alejado. Tarde en llegar casi una hora desde Madrid, tiempo en el cual pensé en mil cosas. Estaba medio excitado por la situación, medio peleado con mis “barreras” internas, medio preocupado por si me metía en algún problema….si… muchos medios….salen más de uno…jejejeje…que le vamos a hacer, como el gran Hommer Simpson dice: en esta vida hay tres tipos de personas, los que saben contar y los que no. Cuando llegué me alegré de ver al menos que no parecía mal chaval y que yo era más grande y fuerte que él…(nunca se sabe), lo cual facilitó el coger algo de confianza en la situación. Además, suelo engrandecerme en los momentos necesarios, a pesar de ser muy tímido al principio y costarme esos primeros pasos, cuando llega el momento, me sale ese “chulito” que todos llevamos dentro, y mantengo el tipo bastante bien, pero aun así, daba cosilla…. Era verano, por lo que nos fuimos a un descampado con mi coche, lo que no fue difícil de encontrar porque el puto pueblo estaba en medio de la nada, y en cuanto te despistabas te salías. Tuvo el detalle de traer unas cervezas, que nos tomamos mientras charlábamos y rompíamos un poco el hielo. Y llegó el momento, por suerte mi coche tiene un maletero enorme que con los asientos de atrás recogidos, deja casi el tamaño de una cama. Fue extraño verme en esa situación con un chico. Comenzamos a desnudarnos y a tocarnos. Y eso reforzó la sensación de extrañeza. No era una piel tan suave como el de una mujer. Ni el olor. Qué bien sabe dios que no lo recuerdo desagradable, pero si distinto. Creo que mi cerebro no sabía muy bien que “rutas neurológicas” coger. jejejeje Yo le había dicho antes de conocernos que tenía interés muy concreto. Que no me sentía gay, pero que tenía que probarlo. Saber cómo me sentía y determinar si era algo en lo que me encontrase bien o mal. Fui casi cortante. Nada de besos. Sexo oral y, si estaba a gusto, quería probar el anal, él a mí. Yo a él…que queréis que os diga, para follar un culo….una mujer¡¡ jajajaja Una vez desnudos, toqué su polla, le masturbé y me la metí en la boca. Tengo que reconocer que fue muy excitante. No tengo para nada un mal recuerdo de ese acto; la polla, como instrumento sexual, da mucho juego. Dicho esto, en mi opinión, es más difícil comerse una polla, pero mucho más complejo un coño. Sobre todo porque todos los coños iguales, pero lo que excitas está en la mente, y ahí las mujeres, más “laberínticas”. También reafirmé algo; lo importante de la actitud en el sexo (y en la vida). No lo había hecho nunca, pero como me pasaba cuando lo imaginaba, el morbo era tan grande que parecía que llevaba haciéndolo toda la vida. Recuerdo que eso mismo me lo dijo con veintipocos años una chica mayor con la que me lié….respecto al sexo oral…que me vuelve loco por cierto. Y aunque la mayoría de las chicas con las que he estado me han reconocido que se me da bastante bien, con una polla era todo nuevo. Pero en realidad da igual lo que sea, es cuestión de interés y actitud. Obviamente tratas de hacer lo que te gustaría que te hiciesen a ti, lo cual en relaciones entre personas del mismo sexo, es una ventaja. Y no cabe duda que la experiencia es un grado mayúsculo, pero según pude ver  , no se me daba mal. Y sobre el último punto (el rojo de la bandera de Japón…jejeje) que quería tocar, no quise perder la oportunidad de probarlo también, y le dije que me penetrara. Aquí no fue tan bien la cosa. Por varios motivos. Uno de ellos es que por mucho que te mentalices, estás nervioso, eso es un musculo, no sabe lo que le viene encima, en esa dirección no ha entrado nunca nada y claro, te pilla fuera de juego. Y luego, que él, que era más joven, sospecho que a pesar de lo que dejaba entrever, no tenía mucha experiencia, tuvo poca paciencia, no supo cómo hacerlo bien y bueno…se juntó todo. A pesar de ello, tampoco me resultó “escandalosamente desagradable” como para negarme a volver a hacerlo. La cita, en resumen, aunque no podré jamás compararlo a estar con una mujer, no fue mala. A medida que pasaban los días, y pensé en ello, ví que en realidad la prueba…no satisfacía realmente toda mi curiosidad. Es decir, probado está. Y eso ya es algo. No fue mal. Y eso ya fue también algo. Pero….una cosa es que te excites porque una situación es novedosa, y otra porque realmente te tire. Cuantas veces no pasa, que una vez que ya has probado algo, deja de tener misterio y cae de tus prioridades. Esto, desafortunadamente, nos pasa a veces con otras personas…una vez la conocemos…algo cambia. El caso es que volví a quedar con él. Y aquí sí que saqué más conclusiones. El encuentro no fue mal. Volví a disfrutar del sexo oral, que por cierto, no hablé antes de algo digno de mencionar; cómo es que te la chupe otro chico. Y si soy sincero, ahora que ha pasado algún tiempo, no lo recuerdo como algo ni fascinante ni desagradable. Sin lugar a dudas, sigo prefiriendo una mamada hecha por una mujer. Tocar la cara de una chica mientras te practica sexo oral, su suavidad, sus labios, enredar la mano en el pelo ya sea para guiar o para acompañar, sentir su saliva derramándose por los huecos que van dejando los labios al moverse, los juegos de la lengua, sus gemidos….ufff…pasemos a otro tema…. Con el sexo anal si fue mejor. Quizás ya estaba más mentalizado (ya se contemplaba “la otra dirección”…jajajaja) y lo disfruté hasta el punto de que me corrí antes que él. Traté de controlar yo más el asunto, buscando una postura cómoda y en la que yo midiera las distancias y no fue mal. No sé si lo repetiría, porque no me produce ni mucho menos el morbo del sexo oral, pero no fue mal. Días después intentó volver a quedar conmigo pero cerré el capítulo. No había ningún interés en ese chico más allá de una experiencia que ya había cumplido y que me hizo ver que aunque me gustan las mujeres más a que a un tonto un yo-yo, y de que sigo creyendo que encontraré a la mujer de mi vida, podré disfrutar y ofrecer alternativas interesantes. Porque lo de hacerlo con una pareja….ufff…que ganas tengo de hacer algo así¡¡ Aunque me gustaría más tener yo compi con quien probar algo entre cuatro, que joder, que de cosas se pueden hacer ahí dios¡¡ Para finalizar diré que sigo sin saber si lo que siento tiene nombre, o simplemente soy un chico abierto de mente. Porque algo he de admitir; mi instinto, me hace mirar y desear con ferviente morbo a las mujeres¡ |
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Para que poner nombre a las cosas?? lo mejor es la actitud y vivir , los limites nos los imponemos siempre nosotros con nuestros miedos y prejuicios Enhorabuena por tu relato y por ser así. Un mordisco de la bruja. Un mordisco. {=} {=} {=} laultimadelafia2
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Te animaste a probar y experimentar y no te quedaste con la duda... se te dio..... Macho calado
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